Recopilando datos electrónicos de sus habitantes, mediante dispositivos y activos para administrar de manera más eficiente sus recursos disponibles, las grandes urbes han entrado en el juego de la tecnología, el Internet de las Cosas, y el desarrollo de la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil (5G) y asumir el reto de convertirse en ciudades inteligentes.
El futuro siempre será desconocido. Lo imaginamos, parece predecible. El cine, tal vez desde siempre, ha sabido valerse del artificio de la ficción para mostrarnos una idea visual de lo que algún día viviremos. En 1982, “Blade Runner” fue un buen ejemplo al imaginar cómo sería la ciudad de Los Ángeles en el año 2019. “El Vengador del Futuro” en 1990, con una historia que ocurre en el año 2084. “El Quinto Elemento”, de 1997, plasmando la lucha por la supervivencia del planeta en la Nueva York del Siglo 23 (año 2263), o “Minority Report” (2002) vislumbrando un futurista Washington D.C. en el año 2054. Sin embargo, usualmente, estos filmes presentan ciudades oscuras, muchas veces deprimentes, pero caracterizadas por una alta tecnificación, formas avanzadas de comunicación y robotización, o con medios de transporte sofisticados, autos voladores, aerodeslizadores, formas novedosas de identificación, registro, control, seguridad y suministro de bienes, entre otros, que en sus respectivas épocas se antojaban ilusorias, muy lejanas.
Cierto es que aún no tenemos autopistas aéreas, pero los niveles de automatización en que vivimos ahora son tan comunes, tan cercanos, que algunas generaciones mayores hasta han olvidado la forma en que se vivía no hace muchos años. De alguna manera la pandemia generada por el Covid 19 aceleró procesos que los expertos seguro preveían para unos años más tarde.
La población mundial va en un aumento que parece imparable. Según los estudios de Naciones Unidas, para 2050, la misma llegará a 9.7 mil millones de personas (un aumento de 2 mil millones) y se calcula en casi 11 mil millones para el año 2100. Y en medio de estas cifras, somos un mundo cada vez más urbano. El Foro Económico Mundial estableció en 56,2 por ciento la población mundial que vive en ciudades y se cree que en los próximos 30 años, ese porcentaje llegará al 68%. Y ciudad es, aparentemente, sinónimo de problemática: contaminación, superpoblación, zonas marginales, complicaciones viales por tránsito vehicular desbordado, seguridad, servicios públicos y sistemas de salud con precariedades en su oferta. Esto conlleva a que en el presente y futuro inmediatos sea de exigencia que las ciudades brinden una mejor gestión de la sostenibilidad, una optimización en el empleo de los recursos y en el desarrollo de las áreas urbanas.
En un mundo cada vez más urbano, el incremento de problemáticas es cada vez más evidente. El futuro urbanístico sólo será viable gracias a tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), la evolución del 5G y la Inteligencia Artificial (AI)
Por esa razón se habla cada vez más de la necesidad de tener ciudades inteligentes. El mundo debe hacerse al recurso tecnológico para ayudar a la solución de esos problemas básicos. Y los avances en el manejo de sistemas de redes vienen colaborando para que los centros urbanos adquieran un grado superior de conectividad, permitiendo así el desarrollo de infraestructuras que propenden por una mejor calidad de vida y una resolución viable de sus problemas mediante la recopilación de datos electrónicos de los ciudadanos, dispositivos y activos para administrar los recursos disponibles de una manera más eficiente.
Tecnología, gobierno y sociedad responsables de las ciudades inteligentes
Este futuro urbanístico no podrá ser realidad de no ser por tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), la rápida evolución del 5G (quinta generación de tecnologías de telefonía móvil) y la Inteligencia Artificial (AI). Impulsadas por estas variables tecnológicas, el camino conduce a que se logren sociedades sostenibles con objetivos definidos como mejorar la administración y la vida útil de las infraestructuras citadinas, mejorar la seguridad y la salud de sus habitantes, hacer más ecológicos el uso de los servicios públicos (agua y energía) y la optimización de la movilidad urbana. Estos objetivos sólo tendrán su recompensa si hay una colaboración de los organismos gubernamentales, la empresa privada, las organizaciones sin ánimo de lucro y la academia.
A mayor conectividad, mayor posibilidad de recopilar datos y desarrollar infraestructuras que mediante dispositivos y activos que administren los recursos disponibles ofrecerán a las ciudades una mejor calidad de vida y una resolución viable de sus problemas
El concepto de “Ciudad Inteligente” fue descrito de la siguiente forma por la Asociación de Estándares del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE): “A medida que la urbanización mundial sigue creciendo y se espera que la población total se duplique para 2050, existe una mayor demanda de entornos inteligentes y sostenibles que reduzcan el impacto ambiental y ofrezcan a los ciudadanos una vida de alta calidad. Una ciudad inteligente reúne tecnología, gobierno y sociedad para permitir una economía inteligente, movilidad inteligente, un entorno inteligente, personas inteligentes, vida inteligente y gobernabilidad inteligente”. (https://smartcities.ieee.org)
En la práctica, las ciudades inteligentes están estructuradas en el empleo de los sensores afines al Internet de las Cosas (IoT), las redes de comunicación, los datos en tiempo real y distintas tecnologías de comunicación. Conectando las distintas variables de la cotidianidad de las ciudades, los sensores trabajan en la captación de datos que, a través de redes de alta velocidad, son convertidos en información que impulsa tecnologías automatizadas, capaces de acelerar los procesos y que reaccionan de manera inmediata a los distintos entornos cambiantes.
El protagonismo invaluable de la tecnología 5G
Aplicaciones y soluciones específicas aparecen entonces como la otra parte esencial de la ecuación, para interpretar estos datos y generar una respuesta automática. Gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanos del común estarán cada vez más cerca, no sólo de tener acceso a una multiplicidad de herramientas, sino a permitir que mediante su uso adecuado y su compromiso con las mismas, podamos hablar de ciudades realmente inteligentes.
En la cotidianidad de las ciudades, las redes de alta velocidad convertirán rápidamente los datos captados por sensores y proporcionarán la información necesaria para impulsar tecnologías automatizadas, capaces de acelerar los procesos y ofrecer soluciones distintas a los entornos cambiantes
La finalidad no es otra que mejorar la calidad de vida de los ciudadanos frente al caos que afrontan las grandes urbes y la automatización de muchas de sus interacciones sin duda que le permitirán que ello sea posible. Semáforos inteligentes, pasos peatonales, clasificación y recolección de basuras, digitalización de tiendas, oficinas, bancos, centros de atención ciudadanos, hospitales y centros de salud, servicios públicos, carga y envíos, información climatológica, servicios de emergencia como bomberos, policía, ambulancia, policía, seguridad en general, factores de contaminación, infraestructura, y muchos más, pueden ser parte de una acción que además se asocia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS).
Cierto es que hablar de ciudades inteligentes no puede tener una razón de ser si no se hace referencia a la tecnología 5G como su punto de inflexión para que esta evolución sea posible. La conectividad inalámbrica de alta velocidad, baja latencia y mayor capacidad que brinda el 5G, permite no sólo un mayor cantidad de conexiones, sino una forma más práctica para implementar tecnologías de IoT. La interacción humana será cada vez menor con un incremento de la comunicación máquina-máquina. Según un informe de la Asociación Canadiense de Telecomunicaciones Inalámbricas, el 5G ha permitido velocidades 600 veces más rápidas que su antecesor (4G), la eficiencia de la red se da en términos de un aumento de 100 veces su capacidad de tráfico y una disminución de 10 veces su latencia entre extremos.
Por su parte, Frost & Sullivan reveló en un estudio que las 600 principales ciudades inteligentes del mundo representarían el 60% del producto interno bruto (PIB) global para 2025. Los expertos estiman que las ciudades inteligentes superarán los $ 2 billones en valor de mercado para ese año, gracias al Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial. (shorturl.at/frMPU) Esto habla de que si hasta hace poco el valor de las principales ciudades del mundo se cotizaba por variables como su oferta cultural, el factor inteligencia y automatización de las mismas jugara un papel muy grande en esa determinante. En el campo de su aplicación en el renglón hogares, según Statista, la plataforma global número uno en la información estadística del mundo de los negocios, el mercado de hogares inteligentes crecerá a $ 53 mil millones de dólares en el año 2022 (shorturl.at/wzSWY). Eso implica un papel integral más amplio en los hogares de dispositivos asociados a electrodomésticos y entretenimiento.
Las ciudades inteligentes sólo serán posibles gracias a la tecnología 5G que ofrece una conectividad inalámbrica de alta velocidad, baja latencia, más capacidad y un mayor número de conexiones que facilitan el accionar de las tecnologías de IoT
Las ciudades inteligentes se destacan actualmente por la prioridad que dan a distintas variables que ofrece el Internet de las Cosas y que incluyen: Transporte público interconectado, mediante el control y gestión del flujo de tráfico y estacionamiento. Entorno inteligente, incluyendo infraestructura, iluminación urbana, monitoreo de clima y calidad del aire, detección de fuego y mediciones en torno al agua en variables como calidad, niveles y prevención de inundaciones. Vigilancia inteligente con dispositivos para evitar incidentes y acciones en casos de emergencia. Cuidado de la salud, cubriendo aspectos como programación de citas, atención remota y monitoreo en usuarios (temperatura, presión arterial, frecuencia cardíaca, azúcar en la sangre, etc). Hogares inteligentes que aplica al manejo de iluminación, administración de espacios e intercomunicación con electrodomésticos tales como refrigeradores o televisores.
Las ciudades latinoamericanas no deben estar exentas de implementar soluciones de este tipo a su cotidianidad y aliviar muchas de las situaciones caóticas que hoy día sufren. Por eso la compañía colombiana AZLOGICA®, que desde 2008 es empresa líder en Latinoamérica en la aplicación de soluciones desde el Internet de las Cosas, gracias a sus distintas plataformas con marcas registradas, como Things Manager®, Ecodrive®, Evolucion®, Pay As You Drive® y Team Manager®, entre otras, está en capacidad de desarrollar soluciones que permitan la gestión, optimización y control de distintas variables en esos frentes de acción para colaborar en el desarrollo de estas ciudades inteligentes.
Gradualmente, esto permitirá a nuestras grandes urbes entrar en esa dimensión de las ciudades inteligentes y responder a los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas, particularmente el que se relaciona con lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.
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